Fiestas, calor y comida: por qué aumentan las gastroenteritis en diciembre

Fiestas, calor y comida: por qué aumentan las gastroenteritis en diciembre
  • Dr. Bruno Zelaya

El alerta del Dr. Bruno Zelaya sobre las enfermedades transmitidas por alimentos

Diciembre es sinónimo de celebraciones, encuentros y mesas largas. Sin embargo, también es uno de los meses con mayor riesgo sanitario en relación a la alimentación.

El Dr. Bruno Zelaya, especialista en gastroenterología, advirtió que durante esta época del año se incrementan de manera significativa las consultas por gastroenteritis, vómitos, diarrea y deshidratación, una situación que se repite cada temporada y que, en gran parte, puede prevenirse.

Según explicó, el problema no se limita únicamente a los días festivos:

“Yo creo que no solo son estas dos semanas, sino que viene todo el mes. Todo diciembre tenemos las cenas de egresados, las cenas de la fábrica, las empresas. Entonces ya venimos comiendo distinto”.

Un mes entero de excesos

Las despedidas de año ya no comienzan en Navidad. Actualmente, las celebraciones se adelantan a noviembre y se extienden incluso hasta los primeros días de enero.

Esta continuidad de eventos genera una ingesta excesiva y desordenada, muchas veces sin respetar horarios ni cantidades.

El Dr. Zelaya lo resume con claridad:

“Diciembre se permiten muchas cosas. Y llegan las fiestas, comemos mucho”.

A esto se suma un factor clave: el calor. Las altas temperaturas afectan directamente la conservación de los alimentos y favorecen la pérdida de la cadena de frío, especialmente en postres, cremas, mayonesas y bebidas.

Alimentos europeos en pleno verano

Otro punto que destacó el especialista es el choque cultural entre las tradiciones gastronómicas y el clima local. Muchos de los alimentos típicos de las fiestas provienen de países donde diciembre es invierno.

“Hemos adoptado como propios los alimentos europeos. En Europa están en invierno y nosotros estamos en pleno verano”, explicó.

Productos como el pan dulce, las cremas y los platos elaborados resultan pesados y calóricos, lo que genera una sobrecarga para el sistema digestivo, especialmente cuando se consumen en exceso y sin control.

Contaminación y pérdida de la cadena de frío

La mayoría de las enfermedades gastrointestinales de esta época están relacionadas con la contaminación de los alimentos. Según datos del Ministerio de Salud mencionados por el médico, el 40% de las enfermedades transmitidas por alimentos ocurre durante estas fechas.

El problema suele originarse en pequeños descuidos cotidianos: comidas que permanecen horas fuera de la heladera, traslados sin refrigeración, heladeras sobrecargadas o cortes de energía que afectan el frío necesario para conservar los productos.

“Las heladeras se abren mucho, los postres pierden cadena de frío. Y después llegan las consultas a la guardia por gastroenteritis, vómitos y diarrea”, señaló Zelaya.

La diarrea no siempre debe cortarse

Uno de los errores más frecuentes, según el especialista, es intentar frenar rápidamente la diarrea. En muchos casos, se trata de un mecanismo de defensa del organismo.

“La diarrea y el vómito son un proceso de defensa. Algo entró nocivo y el organismo intenta rápidamente limpiarlo”, explicó.

Por este motivo, automedicarse sin consulta médica puede ser contraproducente, sobre todo en los primeros momentos del cuadro.

Grupos de riesgo y cuidados especiales

El Dr. Zelaya remarcó que hay personas que requieren una atención especial frente a estas situaciones: menores de cinco años, adultos mayores, embarazadas e inmunodeprimidos. En ellos, las consecuencias de una intoxicación alimentaria pueden ser más graves.

El nivel de tolerancia del intestino es mínimo ya, porque es una agresión permanente”, advirtió.

Prevención: pequeños gestos que marcan la diferencia

El eje central del mensaje del especialista es claro: prevenir es mejor que curar. La correcta higiene de manos, la separación de alimentos crudos y cocidos, el cuidado de la cadena de frío y la atención a las condiciones de conservación son medidas simples pero fundamentales.

“Son pequeños detalles que nos sirven para prevenir y pasarla bien”, concluyó.

Disfrutar de las fiestas, compartir y celebrar no debería convertirse en un problema de salud. Con conciencia y cuidados básicos, es posible atravesar diciembre sin que las guardias hospitalarias formen parte del festejo.

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