“Lo vivo como una forma de vida, es una pasión. Levantarme saber que soy cocinero y tengo un negocio que es sacrificante. Aunque estoy divirtiéndome siempre, a pesar que a veces la pase mal, busco que la semana siguiente sea mejor”, dijo Pedro Borsato, el cocinero marcosjuarense que tiene 26 años y crece a gran escala con su negocio propio de comida al vacío y envasada, llamado “Borsa”.

A sus 17 años realizó su primer curso de cocina y en 2017 comenzó a trabajar en una pizzería. Estudió en el Instituto Mariano Moreno aunque su forma de aprender fue más “en la calle”.

Unos años atrás, no estaba dedicado al 100% a la carrera, entonces renunció a su trabajo que tenía, se recibió y la semana anterior, un amigo colombiano lo invitó a trabajar en un restaurante playero en la costa de Ecuador, donde hacía las compras, cocinaba, atendía y rescató que lo más lindo es la simplicidad del plato. También cocinó en grandes restaurantes como El Papagayo y Bros Comedor, ambos en Córdoba.

La simplicidad de los platos

En el mundo del restaurante lo principal es que la comida sea rica, mantuvo Pedro. Es simplificar. Le fascina la pasta y todo lo que sea artesanal. “Cuando yo te comento que vas a comer, vos ya automáticamente lo imagines y sepas que vas a comer eso, y que no te agregue más”. 

De sus familiares fue aprendiendo un poco de todo en cuanto a la cocina. Principalmente de su mamá, quien apenas llegaba de trabajar, los buscaba y con simples ingredientes hacía un gran almuerzo.

Borsa: comidas con impronta

Con su padre trabajan en Borsa, reconocido negocio que tiene una impronta propia en la ciudad. Está ubicado en Alvear 881, no siempre están abiertos ya que trabajan dependiendo la cantidad de productos que haya. Sin embargo, Pedro es quien te recibe, atiende y principalmente elabora los platos. “Mi viejo me enseñó que si vas a proyectar algo a futuro, tengas todos los elementos cuando lo vayas a lograr. Cuando veo algo que es posible, no me vas a descarrilar. Me planteo metas a corto y largo plazo”. 

La comida tiene una duración de una semana. Expandirse en la zona no es algo que tenga en mente, pero es posible. Los objetivos son otros, uno es cómo lograr tener una producción en escala y que salga igual.

“En cada producto está mi firma porque es un gusto, es una identidad. Lo de bolsa que se ve de ese lado, es comida elaborada. No lo veo como un medio de negocio, sino que lo veo como una satisfacción. Si tiene un fin lucrativo excelente y si no queda en archivos”.

"Hoy me proyecto en Marcos Juárez"

Expresó en base a su proyecto: “Me levanto y siempre hago comida. Voy al gimnasio tres veces a la semana y veo a mis amigos el fin de semana. La mayoría están afuera. La prioridad hoy en día va a ser la cocina, más adelante quién sabe. No tengo hijos, tengo un perro. Tengo muchos inversores, que han hecho cosas bien y mal, y me han dicho que hay una cierta edad para todo”.

“Marcos Juárez crece exponencialmente, los clientes generan una necesidad. Te dan ganas de más, que crezca”, destacó Borsarto, quien hoy se proyecta en la ciudad donde busca diferenciarse en no hacer la comida típica local como pizza, lomitos y empanadas. En enero y febrero busca hacer pasantías en otros lados, ya que no hay tanto trabajo en verano. Suele viajar a Córdoba donde tiene amigos en el rubro gastronómico.