Belén Farías desde pequeña supo cuál era su pasión dando sus primeros pasos en la academia de su mamá, Rita. Oxígeno fue su segunda casa, su lugar en el mundo donde año tras año iba descubriendo su talento hasta llegar a sus 18 años y elegir danza como su profesión.

Se mudó a Córdoba y tras años de estudio y capacitaciones, obtuvo el título como profesora de danzas clásicas contemporáneas y folklóricas. Belén siempre valoró las oportunidades que se le presentan y de esa manera compitió, fue docente y llegó a ser jurado.

Para Belén no hay límites ni escalas. Cerró una etapa en la ciudad cordobesa y fue por más. Su anhelo de chica era vivir en Buenos Aires y hoy a sus 23 años recién cumplidos, lo logró. “Hoy estoy cumpliendo el sueño de mi vida, de vivir en Capital y acá quiero seguir cumpliendo sueños”, expresó.

Cazzu team

Luego de cinco meses instalada en la ciudad de la furia, recibió una propuesta increíble: ser parte del staff de bailarinas de una de las artistas del momento, Julieta Cazzuchelli, más conocida como Cazzu. 

La coreógrafa de la cantante le ofreció unirse al equipo para participar en un Luna Park. Son seis bailarinas fijas desde hace años y el objetivo fue tener dos más reemplazantes; ya que la cantidad depende del espacio de los shows y en dónde son.

“Con Juli no tuve mucho de llegada porque son muchos años que ella ha trabajado con sus bailarinas, pero ya estando dentro del equipo de trabajo se puede notar un equipo muy familiar y ético. No se va renovando continuamente. Es un ambiente de trabajo cálido”.

El sábado harán un show por la “Marcha del Orgullo LGBTI” en Plaza de Mayo.   

Su crecimiento personal y laboral

La bailarina se define como una persona que no puede tener tiempos muertos, ya que siempre está buscando hacer algo, en lo laboral o personal. A su vez, realiza terapia deportiva que la ha ayudado mucho en sus proyectos.

Sobre la danza: “Es una carrera que conlleva mucho esfuerzo. Siempre di parte de mi y los resultados han sido esperados; siempre logrados de este sueño de poder trabajar de esto”.

“Es dedicarle mucha cabeza. Es un ambiente muy pequeño que requiere mucho esfuerzo y preparación mental para estar adentro. Es una cuestión integral que va más allá de subirse al escenario. Es siempre estar dispuesto a que te vean y poder llegar”.

Acerca de su desempeño artístico: “Mi primera vez me daba miedo subir al escenario por el humo y mi mamá me ayudó. Mientras más me subo al escenario, más nervios tengo previamente; esa adrenalina siempre la siento. Cada día es más lindo, estoy más consciente de estas emociones y más las disfruto”. 

Con el paso del tiempo, descubrió nuevos intereses y apostó seguir estudiando, en este caso, la Licenciatura en Comercialización y Marketing.

Su familia lo es todo

Conmovida entre lágrimas, señaló: “Extraño poder ver a mi familia, tenerlos ahí en lo cotidiano. En la pandemia me allegué mucho a ellos. Estar en mi casa y que esté mi papá. Ver crecer a mi hermano que todavía es adolescente y está en su etapa de crecimiento que no lo ves día a día. Estar con mi mamá y en su academia. Siempre busco lo familiar y es lo que más extraño, pero sigo adelante porque sé que recibo todo su apoyo”.