Comenzó con sus primeras actividades de circo a los 21 años. Empezó a jugar con los malabares y eso lo fue llevando a encontrarse cada vez con más gente relacionada al circo. En su primera convención en Mar del Plata en 2011 sintió que quería convertirlo en su profesión por la magia que vio. Hoy se especializa en el "Malabar de Contacto". La interacción con el público Caffaro explicó la importancia del encuentro: "El payaso necesita del público para volver al escenario, tener la dinámica de ida y vuelta con ellos. Genera una forma circular entre el actor y su público, rompe esa cuarta pared que pone el teatro tradicional. Por eso se llama círculo, la energía se mueve en forma circular, allí todos nos volvemos niños". Los sentimientos por la profesión Como conclusión reflexiva, manifestó sus sentimientos por su labor: "Toda mi vida gira en base al circo. Es un estilo de vida, extraño mucho compartir mí arte con la gente, sentir su afecto. El payaso es una de las artes más poderosas del circo, que me llevaron a dedicarme a la profesión". "El poder de la risa, cuando veía a otros payasos llevar al público a emocionarse o a reír. Eso me pareció un poder más que un arte. Hoy elijo reírme de mí mismo", sintetizó Fernando Caffaro.