Desde los primeros shows improvisados en plena pandemia hasta llenar teatros en Villa Carlos Paz, Mauro Villaverde y su personaje Pirulo se han convertido en un fenómeno que trasciende generaciones.

Con un humor sano, cercano y familiar, lograron conquistar no solo a niños, sino también a padres y abuelos, convirtiendo sus espectáculos en un verdadero punto de encuentro familiar.

De la pandemia al éxito digital

La historia comenzó de manera inesperada. Durante el confinamiento, Mauro y Gerardo —conocido como “el gringo del campo”— decidieron hacer un vivo en redes sociales para entretenerse y entretener a otros. Lo que parecía un experimento casero se transformó en un fenómeno: “Había 800 o 900 conectados, que era mucho para lo que nosotros éramos, porque no éramos nadie”, recuerda Mauro. Día a día, la audiencia creció hasta alcanzar 15.000 dispositivos conectados, un número que sorprendió incluso a los productores más experimentados.

El humor improvisado y las historias de campo fueron la clave para conectar con la audiencia. Mauro describe cómo la espontaneidad se convirtió en su sello: “La improvisación se fue apoderando de nosotros, y gracias a Dios esto se fue haciendo cada vez más grande.”

Pirulo, un personaje que nació del corazón del público

La creación de Pirulo no fue azarosa. Mauro buscaba un personaje que le permitiera expresar su humor y emociones de manera auténtica. Inspirado en ventrílocuos clásicos como Chasman y Chirolita, descubrió su talento en momentos cotidianos: “Me doy cuenta, como quien canta en la ducha, que podía hacer la ventriloquía también en lugares así, cantando sin mover la boca.”

El nombre de Pirulo surgió de la participación de su propio pueblo, Berrotarán, que le permitió elegir un apodo cercano y simpático. Desde entonces, Pirulo se convirtió en un embajador de la alegría y los valores familiares, viajando con su propia habitación y cinturón de seguridad cuando acompaña a Mauro en cada espectáculo.

Un espectáculo profesional y accesible

El crecimiento del fenómeno llevó a Mauro y Gerardo a profesionalizar cada detalle. Hoy, cuentan con sonido, iluminación y pantallas propias, lo que les permite montar un show completo en cualquier lugar, desde grandes teatros hasta pequeños pueblos que normalmente no reciben espectáculos de este tipo.

“Hoy día apuntamos a esto al 100% al producto… Donde llegamos, llegamos con todas nuestras cosas”, asegura Mauro.

La cercanía con el público y el cuidado de cada detalle son parte de la filosofía de Pirulo: entretener, enseñar y emocionar, siempre con un mensaje positivo para toda la familia.

Próximos desafíos y la temporada de verano

Con el final de la gira de este año en Río Cuarto, Mauro y su equipo ya preparan la temporada de verano 2025-2026, con shows en Santa Rosa, Mina Clavero y Carlos Paz. Además, realizarán el primer festival de Pirulo en la Rural de Río Cuarto, con artistas invitados y música en vivo, ampliando la experiencia y celebrando el cariño de sus seguidores.

“Cada año, como Pirulo los tiene acostumbrados, es un show al 100% nuevo, de punta a punta”, anticipa Mauro.

Una conexión que trasciende la pantalla

Más allá de la risa y la diversión, el secreto de Pirulo radica en la conexión genuina con el público. Los niños se divierten, los adultos sonríen y los abuelos se emocionan, todo mientras aprenden valores de respeto, seguridad y amor por la familia. Mauro y Gerardo no solo crearon un espectáculo, sino también un espacio donde tres generaciones pueden compartir risas y momentos únicos.

“Las cartas que tenemos guardadas de los niños son tremendas, tremendas”, dice Mauro, reflejando el cariño que genera Pirulo en cada hogar que visita.

Con un equipo que funciona como familia y un proyecto que sigue creciendo, Mauro Villaverde y Pirulo demuestran que la pasión, la autenticidad y el humor son la receta para conquistar corazones de todas las edades.