El 6 de septiembre de 1991, Córdoba se estremecía con el asesinato a sangre fría de Regino Maders, ex senador provincial, ingeniero, docente universitario y figura prominente de la Unión Cívica Radical. Dos disparos por la espalda, al ingresar a su casa en barrio Residencial Vélez Sarsfield, terminaron con su vida. Tenía 54 años y una carrera política en ascenso.

Este brutal hecho volvió a ser noticia tras conocerse el fallecimiento de Hugo Síntora, el ex policía que fue condenado como autor material del crimen. Síntora murió a los 72 años, cumpliendo prisión domiciliaria por problemas de salud. A pesar de la condena a cadena perpetua que le impuso la Cámara 1ª del Crimen en 2005, siempre sostuvo su inocencia.

La figura de Maders era reconocida tanto en la política como en el ámbito académico. Había sido senador entre 1985 y 1989, y al momento de su muerte integraba el directorio de EPEC, donde denunciaba supuestas irregularidades cometidas durante la gestión del entonces gobernador Eduardo Angeloz, su compañero de partido.

Esa denuncia pública, realizada semanas antes del crimen, alimentó desde el primer momento la hipótesis de un asesinato por encargo, aunque la Justicia descartó conexiones políticas. Para la familia, los autores intelectuales del crimen nunca fueron encontrados, y la posibilidad de un móvil vinculado a oscuros intereses energéticos o rivalidades internas del radicalismo jamás se disipó del todo.

A más de tres décadas del hecho, el caso Maders sigue siendo un símbolo de los silencios del poder. El fallecimiento de Síntora cierra un capítulo judicial, pero reabre interrogantes que la historia aún no ha respondido.