Andrea tiene 18 años y desde pequeña tiene pasión por las naves gracias a su padre, Gustavo, que comentó entre risas que es un “piloto frustrado”. Vive en Leones y está cursando 6to año en la escuela ESCBA. Para su futuro, ya tiene decidido que se va a educar en la aviación. Comenzó a volar en el 2017 y cursó toda la parte teórica cuando tenía 16 años. Ahora, es piloto privado, esto quiere decir que puede volar sola o con un instructor al lado, pero necesita 25 hs de seguridad para poder llevar gente. Vuela un modelo 620050, que es un avión chico para seis personas. A medida que avance, va a manejar aviones más grandes. Se dedicará a la parte de aeroaplicación (fumigación). Además de esas 25 hs, después a las 200 hs tiene que rendir la licencia de piloto comercial y a las 400 hs la licencia de aeroaplicador. Eso lo podrá lograr en tres años. Falconer, la escuela de aviación, se encuentra en el aeroclub de Marcos Juárez, a cargo del instructor Roberto Tomassoni. En el curso es la más chica y hay varones entre 20 y 28 años, que dijo que la acompañaron mucho y está muy conforme por eso. Su papá, Gustavo estuvo muy contento con su decisión de estudio y su mamá Luciana al principio no le gustó pero cuando vio que era su pasión, la apoyo. La joven expresó: “La primera vez que volé fue lo más lindo que me pasó. Es mi pasión, es tan lindo que no lo puedo explicar. Lo disfruto muchísimo, es inexplicable”. “Es mucho sacrificio poder estudiar así, pero no es imposible. Cada cosa a su tiempo que todo llega.” Agregó que en la provincia si hay otras mujeres pilotos: “Vamos rompiendo con ese hielo de que la aviación es para hombres. Yo invito a las mujeres a que se acerquen a una escuela, que se animen y no tengan miedo porque los chicos las acompañan en todos”.