Años atrás, junto a su hermano, tenían un local ubicado en Alem donde realizaban fotografía, electricidad y radio. Al año y medio que lo instalaron, la fotografía empezó a adquirir más relevancia. Llegaron a ser 20 personas entre los socios y empleados. Ezio contó su rutina diaria y la trayectoria de familias que tienen sus fotografías, desde sus nacimientos hasta casamientos. Además de recordar cómo era la ciudad anteriormente. Confesó que no se encuentra en condiciones de volver a la fotografía porque ya es grande, pero su hijo Javier es el encargado ahora, a quien le surgió su pasión desde niño y ahora vive capacitándose. “A mi la fotografía me gustó mucho y me dió mucha satisfacción. Me siento querido. Volvería a elegir la misma profesión”.